“Espacios que habita el Libro: Aportes para la valoración del Patrimonio Cultural Urbano en Sucre”
Congreso de la Asociación de Estudios Bolivianos
MESA 31.
Patrimonio cultural y territorio: alternativas para su conservación y gestión
Ponentes:
Herrera Loayza, María Antonieta
Argote Díaz, Guillermo Marcelo
Sucre, Junio de 2019
INTRODUCCION
En América Latina y el Caribe existen 138 Bienes Culturales
declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, más de 600 Centros
Históricos y Sitios de Valor Cultural, 62 festividades y representaciones de
identidades culturales declaradas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La ciudad de Sucre ha sido declarada hace más de veinte años
como Patrimonio Material de la Humanidad por la conservación de su conjunto
arquitectónico colonial y su representatividad a nivel regional. Además, la
ciudad alberga una riqueza histórica de gran relevancia para el país y la
región sudamericana, cuna del Primer Grito Libertario de América en 1809 y
centro germinal de los movimientos revolucionarios.
La ciudad además es repositorio del más importante Archivo de
Bolivia, así como de bibliotecas y fondos documentales clericales y académicos
que descansan en las antiguas casonas de la Universidad San Francisco Xavier y
en los Conventos. Este documento presenta los avances de investigación Espacios que habita el libro: valoración del
Patrimonio Cultural Urbano en Sucre, que desde nuestra formación en las
ciencias sociales y la experiencia como libreros nos hemos propuesto
desarrollar para resolver problemáticas que atañen al aprovechamiento del
Patrimonio como un importante recurso para el desarrollo sostenible. Partimos
de situaciones a las que nos hemos enfrentado como gestores culturales y
desafíos que hemos reconocido en el proceso de difusión y divulgación del
conocimiento a través de la palabra escrita, a partir del Libro como
herramienta de educación y emancipación.
El documento se compone de una parte introductoria a la
problemática, las cuestionantes y los objetivos planteados, desglosa de manera
resumida la metodología aplicada y el marco conceptual en el que nos regimos.
Presentamos un análisis de los avances preliminares centrados en los usos sociourbanos
del Centro Histórico de Sucre centrados en el Libro a partir del reconocimiento
de los espacios culturales. Finalmente, las conclusiones se centran en la
necesidad de incorporar la noción de los derechos culturales y sus aportes a la
valoración del Patrimonio dentro de las políticas culturales y otras
iniciativas participativas.
1. Problemática
La
ciudad de Sucre guarda una gran riqueza histórica y patrimonial.
Tradicionalmente reconocida por su carácter de ciudad colonial. Alberga a la
casa de estudios superior más longeva del país y es guardiana de una
considerable cantidad de repositorios documentales, archivísticos y bibliográficos
que datan de tiempos coloniales, y en particular destaca el conjunto
arquitectónico del centro de la ciudad.
Su
vocación turística se constituye en uno de los motores de desarrollo urbano que
aporta movimiento económico y generación de empleo, además de las instancias
públicas, instituciones educativas y servicios de hotelería, gastronomía y
comercios que generan actividad en la ciudad, tiene un crecimiento demográfico
acelerado que representa desafíos para la conservación patrimonial y su gestión
inclusiva.
Hasta
la fecha se han dado pasos favorables para la preservación patrimonial, los
programas se han enfocado en la conservación y re funcionalización de bienes
inmuebles patrimoniales, lo que ha permitido la preservación y rehabilitación
constante del Centro Histórico de la ciudad. En ese sentido los usos sociales
de éste patrimonio urbano arquitectónico e histórico han ido tomando sus
propias vías y formas de desarrollo, evidentemente los usos más comunes del
patrimonio histórico de Sucre se concentran en Museos, hotelería, gastronomía,
actividades comerciales, bancos, instituciones públicas y privadas, y por
contraparte están los usos socio urbanos del espacio patrimonial como un
escenario público donde las principales actividades de cohesión social giran en
torno a festividades, celebraciones, ocupación informal del espacio y
conflictos sociales.
Lo
que ha despertado nuestro deseo de mirar al libro, ese objeto tan familiar como
desconocido, como habitante del espacio patrimonial de Sucre en este trabajo es
el interés desigual en el fomento de actividades culturales que se producen en
el área patrimonial centradas en intereses comerciales y mercantiles en
contraste con aquellas actividades centradas en el fortalecimiento y
reconocimiento de los derechos humanos y ciudadanos, la difusión del
conocimiento, la valoración del patrimonio y la identidad, la generación de
industrias culturales y creativas, por citar algunos componentes importantes
que hacen al desarrollo humano de una urbe y que bien podrían aportar a mediano
y largo plazo al desarrollo sostenible de la ciudad y que no están siendo
aprovechados.
Justificación y Objetivos del estudio
Nuestro
interés integra tanto al centro histórico patrimonial como espacio físico que
forma parte del paisaje urbano actual, como a los usos socioculturales que se
le da, aparentemente desvinculados. Nuevas corrientes y paradigmas del
desarrollo sostenible en términos de hábitat humano y la protección al
Patrimonio Mundial, sostienen que es la misma población la que se apropia del
espacio urbano de un Centro Histórico bajo sus propios modos de uso y formas
expresivas, en muchos casos de manera abierta y en otros no siempre visibles. Lo
que pretendemos es visibilizar aquellos usos del patrimonio, ya sea en un
ámbito público y/o particular, partiendo del libro como elemento dinamizador de
actividades culturales y aportar con insumos para su gestión participativa que
aportaría no solo a su conservación si no a su aprovechamiento para generar
capital humano y fortalecer la identidad local.
Señalamos
también que el área geográfica que abarca el centro histórico de Sucre ha
atravesado por degradación y alteraciones con el pasar de los años. Estas
circunstancias no son propias ni exclusivas de la ciudad o del país, es común
en muchas ciudades patrimoniales en América Latina y otros continentes que
actualmente debaten, analizan y trabajan en torno a las estrategias de
preservación y dinamización de los Centros Históricos en entornos de
crecimiento urbano acelerado, reformulando los usos socioculturales de los
mismos.
Nos
situamos ante un nuevo escenario para la conceptualización moderna del
Patrimonio, es dinámica y en constante transformación. Entender los usos del
patrimonio nos exige comprender la relación entre espacio y poder: conceptos
desarrollados en el campo de los estudios sobre la memoria y que pueden servir
para repensar las relaciones patrimonio-territorio, patrimonio-espacio urbano.
Es clave entrar a la discusión sobre el patrimonio desde la idea de luchas por
la memoria, pues comprendemos que en la actualidad el Patrimonio es un campo en
disputa (Vega, 2013).
De
acuerdo a Luis Sáenz García,
especialista en desarrollo social y vivienda del BID, pone en manifiesto en un
material promocional audiovisual denominado ¡Viva
el Centro!, como parte de sus plataformas de formación[1], que los Centros Históricos son:
“…la manifestación viva de la historia urbana y
cultural latinoamericana, y aunque en muchas ciudades enfrentan profundos
procesos de deterioro y abandono, su potencial sigue intacto. Los Centro
Históricos no solo albergan gran parte del Patrimonio tangible e intangible de
nuestra cultura, si no que su revitalización tiene el potencial de detonar
sinergias entre múltiples dimensiones –cultural, social, económica y urbana-
para convertirse en una centralidad vibrante en la ciudad”
El
autor en este sentido propone cinco razones fundamentales para la construcción
de urbanidades equitativas, inclusivas, prósperas y sostenibles, de las cuales
resaltamos: “El espacio patrimonial es la
manifestación viva de la cultura de cada ciudad, donde se reúne buena parte de
la identidad tangible e intangible de una ciudad, permitiendo el fomento de
actividades e industrias relacionadas a la cultura y la creatividad, y revitalizando
el sentido del lugar y la identidad cultural” (García, 2017).
Los Centros Históricos encuentran en su tejido social y la diversidad de albergan, potencialidades para la re significación del patrimonio cultural urbano, de acuerdo a la Prof. Angelina Vega, especialista en territorios y patrimonio[2]:
“Todas las soluciones -estéticas, técnicas o
políticas-, tienen su importancia, pero los esfuerzos más trascendentes están
dirigidos hacia la incorporación de un Patrimonio urbano a la vida activa y
agitada de la ciudad latinoamericana. Es indispensable que este legado continúe
ofreciendo servicios a la comunidad; de esta manera, su utilización le confiere
la existencia imprescindible, sin la cual ningún aspecto de la urbanidad puede
persistir”.
En
pos de la realización de este postulado la autora propone activar la
participación de los habitantes en el proyecto cultural de la ciudad y la
reutilización de edificios patrimoniales, estos nuevos usos tienden a proveer
espacios destinados prioritariamente a actividades culturales por varias
razones: son de una necesidad imperativa en las ciudades latinoamericanas,
primero porque su entorno físico y su contenido artístico parece ofrecer un
marco ideal para el crecimiento cultural y, finalmente, por una cuestión de
situación, de localización central.
¿Cuál es el rol que juegan el libro y la lectura dentro de la valoración del Patrimonio Cultural?
Estamos viviendo un momento interesante en lo que concierne al libro, tanto a escala nacional como a escala local, por una parte, en la última década se han brindado las condiciones para el florecimiento de una producción editorial nacional que está difundiendo la obra de autores nacionales como extranjeros, por otra parte, contamos con escasos estudios de investigación, si los hay son contados aquellos estudios disponibles y actuales sobre el libro en Bolivia.
Ya sea por la falta de habito en la recogida y sistematización
de la información, el poco interés u otros factores, desconocemos de datos
estadísticos y cualitativos sobre el libro y el hábito de la lectura a nivel
nacional y local. Contar con sistemas de información y gestión del conocimiento
específicamente para el sector es vital para la elaboración de instrumentos
normativos, participativos y de planificación. Actualmente se cuenta con muy
poca información sobre las dinámicas culturales y creativas que se desarrollan
en torno al libro y la lectura y de qué manera inciden en el aprovechamiento
del Patrimonio para el desarrollo. Es nuestra intención aportar con un granito
de arena a este propósito.
De acuerdo al Instituto de Estadísticas de la Unesco, más de la mitad de los jóvenes en América Latina y el Caribe no alcanzan los niveles de suficiencia requerida en capacidad lectora para el momento en el que concluyen la educación secundaria. En total, en la actualidad hay 19 millones de adolescentes en esta situación, esta información fue difundida por la cadena de noticias BBC en la gestión pasada según una entrevista a Silvia Montoya, directora del Instituto de Estadísticas de la Unesco:
"Carecer de comprensión lectora es una especie de
discapacidad o de incapacidad para poder insertarse en la sociedad, poder votar
y entender las propuestas de los candidatos, poder tener entendimiento de los
propios derechos y deberes como ciudadano. Me parece que afecta todas las
dimensiones" (Montoya, 2018)
La extensa bibliografía y estudios estadísticos globales sobre los hábitos de lectura, que no son campo de interés de los estadistas bolivianos, revela cifras poco alentadoras para nuestra región latinoamericana (lamentablemente no contamos con suficientes estudios en Bolivia para lanzar estimaciones certeras): de acuerdo a cifras lanzadas por la CERLARC en 2017en países vecinos como Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile y Uruguay una persona lee en promedio 5 libros al año; registrando para Ecuador, México y Panamá un promedio de 3 libros al año, en este documento Bolivia figura con 1,3 libros al año.
De
acuerdo a un estudio independiente se registra que un promedio de 40% de
bolivianos lee casi un libro al año y que cerca del 40% de la población (del
eje central: La Paz, Cochabamba, Santa Cruz) afirma que no ha leído ningún
libro al año. Finalmente, al respecto el estudio indica que solo un 3% de la población
ha leído más de 5 libros al año. Respecto a los estudiantes lanza los
siguientes datos: el 49% de estudiantes afirma no leer libros y que si existe
alguna motivación está vinculada a la educación. Alrededor de un 65% de los
encuestados afirma no haber adquirido un libro en el último año, y entre
quienes lo hacen las preferencias de géneros se inclinan a la ficción,
restándole interés a la novela, poesía, cuento, teatro. Leemos más periódicos
que libros, a pesar de la expansión de los medios audiovisuales. A esto podemos
agregar que con el acceso a las nuevas tecnologías estamos transitando hacia
hábitos de lecturas fragmentarias, esta situación nos exige además
replantearnos que no solo es importante saber cuánto se lee, si no qué se lee,
cómo se lee e identificar parámetros para evaluar la calidad de los contenidos
que consumimos en nuestros hábitos de lectura (Canclini, 2017).
"El leer para aprender es algo indispensable
porque a partir de allí puedes desde ser autodidacta hasta insertarte en el sistema.
Sin esa competencia, creo que estamos generando muchos niños y adolescentes que
van derecho a muchas frustraciones personales y de integración social y
laboral. Sin leer ni entender textos es muy difícil progresar en ningún
área"(Montoya, 2018)
Los hábitos de lectura están estrechamente ligados a los procesos educativos, pero no son el único espacio donde se desarrollan, pues el libro es multidimensional y multimedia, en la actualidad se puede acceder al conocimiento tanto en formatos físicos como virtuales, existen estrategias y formas novedosas de compartir y difundir esta información, que pueden dejarse pasar por alto o reducirse solamente a aspectos económicos y mercantiles. No basta con contar con Ferias del Libro, pues en una gran parte de ellas el foco está en la circulación mercantil del libro, en la cantidad de ventas que realizan las editoriales y libreros, en la capacidad de convocatoria del organizador. Es imperante reconocer el valor cultural que tiene el libro como agente de desarrollo en todas sus dimensiones, una de éstas relativas a las actividades culturales que generan la cohesión social y el fortalecimiento de la identidad cultural.
Por
otra parte, en el Estudio Mundial sobre
el papel de la cultura para el Desarrollo Urbano Sostenible publicado por
la Unesco, reconoce la creciente tendencia a la urbanización global y el
interés general en la conservación de las ciudades, así como los asentamientos
históricos y la promoción del papel de la cultura en la regeneración urbana. La
cultura actualmente está siendo considerada e incorporada dentro de los Objetivos
de Desarrollo Sostenible y sus indicadores, lo cual es un hecho histórico pues
se da por primera vez en su larga trayectoria de incidencia en las políticas de
los Estados miembro.
Todo
el panorama nos hace plantear las siguientes interrogantes: ¿Qué experiencias en torno al Libro se desarrollan en el
área patrimonial y cual su incidencia en la valoración del patrimonio cultural
urbano? ¿Qué aporta al desarrollo sostenible de la ciudad? ¿Cuál es la
intersección entre el libro, su importancia como elemento de sociabilidad y la
valoración del patrimonio histórico de la ciudad? ¿Se
cuenta con información sobre estas experiencias? ¿Se visibilizan?
Para responder y resolver esas interrogantes, nos planteamos el
siguiente objetivo: Generar herramientas para la
valoración y gestión del patrimonio cultural urbano a partir de la
identificación de espacios y experiencias dinamizadas por el Libro.
Complementariamente
en nuestro estudio buscamos: a) identificar espacios dentro del casco histórico
de Sucre donde el Libro dinamiza actividades culturales interactivas con la
ciudadanía y b) determinar cómo inciden estas experiencias en los usos y la
valoración ciudadana del patrimonio cultural urbano.
2. Metodología aplicada
El
proceso metodológico contempla tres etapas de investigación, una primera de
revisión bibliográfica y elaboración de instrumentos, una segunda de trabajo de
campo y una tercera de sistematización. El
tipo de investigación planteada es cualitativa, diseñada para recabar datos
etnográficos que brinden información suficiente para delinear el panorama
general del estudio.
Realizamos
entrevistas a informantes clave y fuentes primarias, a partir de la
conversación en torno a las actividades dinamizadas por el libro en el espacio
patrimonial de la ciudad de Sucre, se aplicaron entrevistas con el fin de
profundizar en las experiencias concretas de iniciativa de tipo particulares,
institucionales y colectivas. El instrumento aplicado en la investigación es
una guía de entrevistas semi estructurada que se adjunta en anexos.
Paralelamente realizamos una observación participante del proceso de
recolección de información, realizando el registro de apuntes, descripciones y
análisis de situaciones, experiencias, contextos y otros a partir de nuestra
propia experiencia como libreros desde la auto ubicación.
El
proceso de investigación inicia en el mes de octubre de 2018 y se ha llevado de
manera continua hasta la fecha, como una primera fase de aproximación al objeto
de estudio. Esperamos ampliar y profundizar la investigación en proyectos
futuros.
3. Marco Conceptual del estudio
Reseñaremos
brevemente el marco conceptual con el que estamos trabajando en nuestro estudio.
Patrimonio
De
acuerdo a la definición vertida por la Unesco, Convención del Patrimonio
Mundial, el patrimonio está compuesto por Monumentos, grupos de edificios o
sitios. Se han desarrollado tipologías como centros urbanos, sitios
arqueológicos, patrimonio industrial, paisajes culturales y rutas del
patrimonio.
La
relación entre el patrimonio y la identidad es intrínseca, tiene que ver con la
valoración y significación que tiene para la sociedad, actualmente el
patrimonio cultural es visto como un conjunto de lugares en cuya configuración
los factores sociales y culturales han sido y siguen siendo importantes,
dejando de lado el tradicional enfoque monumentalista. La modernidad ha
develado la necesidad de situar al patrimonio en un marco amplio, incorporar un
enfoque incluyente de la gestión del patrimonio y la intervención de la
comunidad.
Según
definición del Ministerio de Culturas de Bolivia el Patrimonio Cultural es la
herencia cultural del pasado de una comunidad, con la que ésta vive en la
actualidad y que se transmite a las generaciones presentes y futuras, marcar
identidad a un grupo/comunidad y constituye la base para la construcción de la
memoria del grupo. Es un activo útil a las sociedades que documenta sobre la
cultura material e inmaterial del pasado y del presente, que sirve a distintos
propósitos. En materia de desarrollo humano, se reconoce una importancia
estratégica a la rehabilitación económica y social, estrechamente vinculada al
rescate patrimonial.
Gestión
del Patrimonio
La
gestión del Patrimonio exige actualmente la adopción de un enfoque amplio e
incluyente que promueva la participación de la comunidad, actualmente se tiende
a aplicar un “enfoque integrado” que ha sido trabajado por A. Phillips (2003)
en el contexto de las áreas protegidas con resultados remarcables. Este enfoque
posibilita la agrupación de tres sectores: recursos, flexibilizar marcos
institucionales e innovar legislaciones.
El
centro histórico patrimonial posee un carácter identitario de la ciudad, cuenta
con un carácter testimonial de la vida social, es depositario de la historia
socialmente compartida, la reutilización de los espacios urbano arquitectónicos
patrimoniales históricos está determinada por la necesidad que se tiene de su
apropiación, definida por las acciones de la sociedad civil.
Patrimonio
Cultural Urbano
El
patrimonio cultural urbano incluye ciertos monumentos físicos y espacios
urbanos que tienen importancia histórica, ya sea como ejemplos de ciertos
períodos de nuestra historia o como espacios asociados a eventos relevantes
para la población en la construcción de sus raíces y su historia. Sin embargo,
al margen de ciertos monumentos y espacios, existe en muchas ciudades un núcleo
histórico más antiguo que ha conservado características del tejido urbano
definido por la escala, el paisaje urbano, las alturas, los volúmenes y el
patrón de los espacios vacíos y llenos de los límites del paisaje urbano
(generalmente estrechos y sinuosos).
Además,
hay un uso mixto del espacio, diversas actividades callejeras (tiendas de
artesanías, negocios o servicios) que se combinan con servicios residenciales y
comerciales. La densidad y los modos de transporte (en su mayoría peatonales)
también son característicos de estos núcleos históricos. Si bien puede que no haya
edificios de relevancia arquitectónica o histórica, es el carácter general del
núcleo histórico que merece ser preservado.
Centros
Históricos
El
concepto de centro histórico es relativamente reciente; surge a partir de la
propia crisis generada en estos sectores de la ciudad, cuando se vieron
amenazados tras la reconstrucción de posguerra en Europa o por políticas
urbanas desarrollistas y aculturadas, aplicadas allá y también en América
Latina, más tardíamente.
La
acción de salvaguarda patrimonial ha transitado de una visión del monumento
aislado a una comprensión del valor del conjunto urbano; en las primeras
décadas con una visión de mecenazgo y a partir de los años 1990, entendiendo la
dimensión económica de la recuperación de los centros históricos. La
rehabilitación de los Centros Históricos se ha convertido en una plataforma
para la innovación, al enfrentarse responsablemente su recuperación en una
visión compleja e integral, donde se han articulado la gobernabilidad y la sostenibilidad
económica y social, como garantes de un proceso integrador y
transdisciplinario, capaz de resolver los graves problemas que la caracterizan
(tales los casos de La Habana la Vieja en Cuba, el Centro Histórico de Quito en
Ecuador, el Mercado en el Puerto de Valdivia en Chile).
A
principios del siglo XXI, la preservación de las ciudades históricas (tanto
para la Unesco como para sus organismos de conservación como ICOMOS e ICCROM),
es uno de los sectores esenciales tanto de organizaciones internacionales como
de los servicios nacionales responsables, donde el papel de la población local
involucrada tendrá un lugar cada vez más importante.
Concentran
un entorno construido único donde conviven infraestructuras del pasado y del
presente, obligando a explorar patrones de desarrollo urbano especiales que
solucionen problemas apremiantes de movilidad, espacio público y servicios
urbanos para el centro y la ciudad, integrando el patrimonio.
Atraen
un alto flujo de capital humano en la forma de turistas, residentes,
estudiantes, trabajadores, entre otros, que debe ser capitalizado con
estrategias de desarrollo económico local que fortalezcan las cadenas de valor
del centro, fortaleciendo enclaves económicos y atrayendo nuevas inversiones.
Son
la manifestación viva de la cultura de cada ciudad, donde se reúne buena parte
de la identidad tangible e intangible de una ciudad, permitiendo el fomento de
actividades e industrias relacionadas a la cultura y la creatividad, y
revitalizando el sentido del lugar y la identidad cultural.
Ofrecen
una oportunidad para la cohesión social, a través de estrategias que,
reconociendo la diversidad de residentes del centro, aumenten su capacidad
habitacional y ofrezcan soluciones adecuadas a diferentes grupos
socioeconómicos.
Presentan
dinámicas democráticas especiales, abriendo oportunidades para que funcionen
como pequeños laboratorios de innovación cívica, dónde sector público, privado
y ciudadanía exploren alternativas de colaboración innovadoras para la construcción
de soluciones urbanas.
Patrimonio
y Desarrollo Sostenible
El
patrimonio ya no puede limitarse al papel de conservación pasiva que desempeñó
en el pasado, puede contribuir herramientas y marcos para el desarrollo de las
sociedades del mañana. Un sistema de gestión del patrimonio cultural enfocado
en el desarrollo sostenible, integral, promueve la obtención de beneficios
sociales, económicos y ambientales más allá de los límites del bien
patrimonial. Confiere una función constructiva al patrimonio cultural realzando
el desarrollo humano que a largo plazo incrementa la sostenibilidad del mismo.
Libro
Un
libro (del latín liber, libri) es una obra impresa, manuscrita o pintada en una
serie de hojas de papel, pergamino, vitela u otro material, unidas por un lado
(es decir, encuadernadas) y protegidas con tapas, también llamadas cubiertas.
Un libro puede tratar sobre cualquier tema. Según la definición de la Unesco,
un libro debe poseer 25 hojas mínimo (49 páginas), pues de 24 hojas sería un
folleto y de una hasta cuatro páginas se consideran hojas sueltas (en una o dos
hojas).
También se llama "libro" a una obra de gran extensión publicada en varias unidades independientes, llamados "tomos" o "volúmenes". Otras veces se llama también "libro" a cada una de las partes de una obra, aunque físicamente se publiquen todas en un mismo volumen (ejemplo: Libros de la Biblia).
Hoy
en día, no obstante, esta definición no queda circunscrita al mundo impreso o
de los soportes físicos, dada la aparición y auge de los nuevos formatos
documentales y especialmente de la World Wide Web. El libro digital o libro electrónico,
conocido como e-book, está viendo incrementado su uso en el mundo del libro y
en la práctica profesional bibliotecaria y documental. Además, el libro también
puede encontrarse en formato audio, en cuyo caso se denomina audiolibro.
La
Ley boliviana del Libro y la lectura “Oscar Alfaro”, en su Art. 4 (inc.12),
define al Libro como “Toda obra unitaria publicada en cualquier soporte
compuesta de texto o material gráfico con un principio y un fin, producida por
un autor o autores, de cualquier naturaleza susceptible de lectura”
4. Usos socio urbanos del Centro Histórico de Sucre centrados en el Libro y la promoción de la lecto-escritura
Nuestro
estudio se centra en los usos culturales del patrimonio urbano a través del
libro como elemento dinamizador, a continuación, presentamos avances del
estudio, hallazgos preliminares y algunos resultados desde nuestra experiencia.
El
centro del análisis parte de la comprensión del libro inserto en la historia
cultural de la ciudad de Sucre, de su circulación en el área patrimonial y su
incidencia en la dinamización y valoración de estos espacios. Siguiendo las
líneas de análisis propuestas por Antonio García Canclini respecto a la
antropología de la lectura, queremos aportar con insumos para comprender la
circulación cultural del libro en un contexto urbano patrimonial,
contemporáneo, la manera en que interactúan el libro, las personas y los
espacios. Y analizar esta interacción para obtener herramientas útiles para la
gestión participativa tanto de los bienes culturales patrimoniales como del
desarrollo sostenible desde un marco integral.
La
ciudad de Sucre ya cuenta con 23 años de la declaratoria como Patrimonio
Material de la Humanidad por la Unesco, su Centro Histórica ha despertado el
interés por sus características arquitectónicas de sus edificaciones
correspondientes al periodo colonial, complementariamente a la gran cantidad de
patrimonio artístico y documental que albergan. Muchos de estos edificios
coloniales son de propiedad particular y una proporción de ellos son de
propiedad del Estado y sus instituciones públicas.
Uno
de los más importantes aportes a su conservación ha venido de los esfuerzos
realizados por el Plan de Rehabilitación de las Áreas Históricas de Sucre PRAHS
financiado por la agencia española de cooperación AECID en alianza con
instituciones públicas como el gobierno central, departamental y municipal[3].
De
acuerdo a las consultas realizadas y la revisión, en su informe del programa de
mejoramiento de vivienda el PRAHS concibe al Centro Histórico como el corazón urbano, está asentado sobre un
plano geográfico ligeramente inclinado en dirección sur –norte donde sobresalen
sectores llamados “patas”. El proceso urbano ha modificado en parte este relieve
y ha cubierto las quebradas (ríos) que atraviesan este contexto de excelente
calidad de suelos y que ofrece escenarios naturales de interesante perspectiva.
Además de la riqueza arquitectónica con ejemplo de valor monumental y
patrimonial como inmuebles de uso religiosos, educativos, civiles, servicios de
establecimientos de hospedajes, alimentación entre otros.
De
acuerdo al mismo documento la extensión del Centro Histórico es de 472,80
hectáreas, con 21700 habitantes y con un promedio de densidad de 45,90hab/ha.,
(datos extraídos del Plan Maestro de Revitalización de las Áreas Históricas de
Sucre, aprobado por O.M. 83/08) El Centro Histórico de Sucre están formado por
tres áreas que son: área de preservación intensiva, área de transición y área
de protección paisajística.
En la actualidad el
Centro Histórico de Sucre enfrenta dos fenómenos paralelos que al parecer son
independientes, el primero es físico, el segundo es de carácter social, pero
interactúan el uno con el otro. Por un lado, encontramos un deterioro en los
edificios públicos y viviendas y por otro lado encontramos un despoblamiento en
el Centro Histórico de nuestra ciudad.
Evidentemente,
en la actualidad el Centro Histórico representa el 15% del área total de la
urbe, los propietarios de los inmuebles patrimoniales en su mayoría no residen
en la ciudad y han deshabitado sus inmuebles y los destinan al arriendo, en su
generalidad los arrendatarios destinan los usos de los inmuebles al
establecimiento de un comercio, oficinas institucionales y las prestaciones de
servicios de toda índole.
La
especulación inmobiliaria en el centro es alta, los arriendos en las
inmediaciones de la plaza son económicamente fuertes en proporción a las
dimensiones del ambiente, su estado de mantenimiento y el acceso a ciertos
servicios como área de servicios, aseos, cocina, internet y telefonía. A los
propietarios les interesa muy poco o nada los usos que sus inquilinos le puedan
dar a sus ambientes o inmuebles patrimoniales, sin embargo, también hay
propietarios que hacen esfuerzos tanto por rehabilitar, restaurar y ofrecer
servicios culturales en sus espacios.
De
acuerdo a las informaciones recogidas los propietarios ya no habitan sus
inmuebles porque han migrado a otras ciudades, en su mayoría son personas mayores
que en algún momento ya no pueden mantener la vivienda y deciden venderla, de
esta manera el nuevo propietario destina el inmueble al arriendo o establece un
negocio propio, lo propio acontece con las instituciones de servicios
financieros o las instituciones públicas. Claramente en centro se ha dinamizado
alrededor de la economía, el turismo y todos
los servicios (formales e informales) ofertados a la población masiva
estudiantil.
“Yo me he comprado la
casa donde he puesto mi negocio, porque no podía seguir pagando alquileres,
están por los cielos, quien va a poder pagar ocho mil bolivianos de alquiler al
mes…a mí me convenia comprar la casa y pagar al banco…”
(Propietaria de Spin House ubicada en la Calle Calvo)
“La casa es de mi mamá y
le alquilo el local para mi negocio” (Propietaria de mí
Irish Pub en la Calle Calvo)
“El dueño de la casa en
la que alquilo el ambiente me ha notificado que está vendiendo toda la casa a
otro señor, tengo que desalojar en un par de meses y no sé dónde voy a
encontrar un ambiente con el mismo precio por el centro, además tengo que
empezar mis papeles y tramites todo de nuevo…”
(Propietaria de Agencia de Viajes en la Calle Calvo)
“Para nosotros es un gran
esfuerzo familiar haber emprendido el hotel y haber restaurado la casa, hemos
respetado toda la estructura original”
(Propietaria En Gastro Bar Boutique Hotel, Calle Potosí)
Evidentemente
en el centro de la ciudad se concentran los establecimientos comerciales,
financieros e instituciones (públicas y privadas), al menos un centenar de
establecimientos educativos (de nivel regular y de estudios superiores) y de
servicios de salud, financieros y de comercios.
Espacios culturales en el Centro Histórico
Evidentemente
saltan a la vista los Museos e Iglesias que se sitúan dentro del Centro
Histórico, más de una veintena de infraestructuras en su mayoría de propiedad
del Estado, de la iglesia católica y en una minoría de propiedad privada. A
estas se sumarian los establecimientos o negocios donde se realizan actividades
culturales folclóricas, musicales y gastronómicas, que en su mayoría están
orientadas a la venta de alimentos, bebidas alcohólicas y eventos musicales. También
podríamos reconocer como espacios culturales a la Casas de la Cultura Municipal
y la Casa de la Cultura Universitaria, que permanentemente están ofreciendo
actividades y servicios de formación a la población, en particular en el
desarrollo de las artes musicales, escénicas, pictóricas y gastronómicas. Por
lo general estos espacios albergan también actividades como festivales,
exposiciones y ferias. También podríamos considerar a los espacios dependientes
de la cooperación como la Alianza Francesa, el Centro Boliviano Americano (CBA)
y el Instituto Cultural Boliviano-Alemán (ICBA), que principalmente fomentan e
instruyen el uso de la lengua extranjera y tienen actividades complementarias
orientadas a la promoción cultural.
En
este entramado hay espacios culturales alternativos con propuestas interesantes
que han generado movimientos de economías naranjas en la ciudad y entre sus
actividades han incursionado en actividades relacionadas al Libro y la lectura,
por una parte, está el Termitero (ubicado en la Calle Grau), La Guarida Espacio
Cultural (ubicado en la calle Azurduy), El Mercado de Kinsa Molle (ubicado en
calle Olañeta) y Lee Espacio Cultural (ubicado en la Calle Calvo).
Espacios que habita el Libro
Entre
los espacios dedicados al libro podemos colocar a las bibliotecas y archivos,
tanto al ABNB, la Biblioteca Gunnar Mendoza y su Biblioteca Infantil, además de
las bibliotecas universitarias. También se cuentan con librerías, “librerías de
libros” son pocas, tal vez contadas con las manos. Las librerías de temática
evangélica ocupan la mayoría, después tenemos a la Librería Rayuela que combina
su actividad con papelería y a Lee Espacio Cultural (Librería, Biblioteca, Cómicteca)
que es una propuesta alternativa dedicada a la difusión de la producción
académica, literaria y gráfica boliviana.
A continuación, recogemos las expresiones vertidas
por los gestores culturales a la cabeza de estos espacios, tanto desde las
entrevistas aplicadas como de publicaciones o declaraciones en medios de
comunicación locales (escrito, digital, impreso, etc).
“Nuestro emprendimiento es pequeño, es familiar, estamos tratando de regularizar nuestra situación y no hay figuras como espacio cultural en las instituciones públicas como la alcaldía o impuestos, es complicado, pero estamos haciendo ya varias actividades, de apoco lo vamos armando. Es la primera vez que nos sumamos al Festival de la Cultura, estamos acogiendo la Feria de Autores y Libros que se hace por primera vez y estamos felices de cómo está resultando” (El Termitero/FIC 2016 – Feria de Autores y Libros). “Nuestro objetivo es constituirnos en un espacio que pueda generar ideas nuevas, que conspire y se pueda producir nuevas cosas” (Daniela Carrasco, Correo del Sur, 2018[4])
El
Termitero desde entonces se destaca por impulsar actividades culturales
relativas a la gráfica como la Fiera: Feria Gráfica y de manera esporádica se
realizan debates académicos (en el marco de actividades académicas como el
Congreso de la AEB) y presentaciones de libros, también cuentan con ciclos de
proyecciones de cine y documental, eventos musicales, servicios gastronómicos y
de formación artística.
“La Guarida nace como un
proyecto que hemos imaginado y deseado por mucho tiempo, un lugar donde se
lleven a cabo actividades para la familia, desde los más chiquitos, que puedan
venir a hacer artes, disfrutar de nuestras ofertas en el cafecito y donde
tengamos actividades como las ferias con nuestros artesanos, productores
independientes y donde compartir y revivir nuestras tradiciones…hemos decidido
darle a la casona ese espíritu” (Evangelina Navia/ La Guarida Espacio Cultural, 2017)
“Somos
un espacio cultural y queremos sostenernos por nuestra cuenta, pero sabemos que
por las actividades culturales no lo vamos a lograr. Nada nos permite ser un
espacio cultural que pueda sostenerse por sí solo” (Evangelina
Navia/ La Guarida Espacio Cultural, Correo del Sur[5]).
La
Guarida desde sus inicios impulso su Mercadito Alternativo, una propuesta en la
que se reunían a productorxs, artesanxs, libreros y artistas locales con el fin
de generar un espacio de dinámica cultural y comercio justo. La actividad
principal se concentra en la oferta de sus espacios en alquiler para
actividades exclusivamente académicas y culturales, la oferta de talleres de
teatro, presentaciones y su cafetería. Tuvieron un ciclo de lecturas y tertulia
literaria junto a colectivos de autores y clubes de lectura por un periodo
breve de duración.
El
Mercado de Kinsa Molle se auto identifica como un espacio de resistencia, su actividad
principal gira en torno a la venta de comidas típicas locales, presentaciones
musicales y la valoración de las artes y cultura populares sucrenses, realizan
proyecciones documentales y debates en torno al cine boliviano. En lo referente
al libro tienen una oferta de publicaciones de literatura e investigación, de
línea subversiva e independiente boliviana, presentaciones de libros y acogen
sesiones de debate literario, presentaciones de libros y talleres de formación.
Una de las principales actividades del espacio es la Calleria de Arte, que
destaca por la toma del espacio público para difusión de las artes, así como el
Festival del Cascarón durante el carnaval y otras iniciativas orientadas a
fortalecer las expresiones de arte popular sucrenses[6].
“Como
centro cultural, la toma de la calle y los balcones, es nuestra propuesta
cultural, a la ciudad de Sucre, recupera el barrio, donde la calle es
fundamental, es nuestro lema. RESISTIR; INCOMODAR!!”
(Carmen Julia Heredia, Centro Cultural El Mercado de Kinsa Molle, 2020)
Otra
experiencia que queremos destacar en el ámbito de la gestión patrimonial es la
propia, queremos compartir los aprendizajes, desafíos y proyecciones que hemos
venido recogiendo con el tiempo.
“Hace cuatro años que
veníamos difundiendo nuestro propio material publicado…empezamos a visitar las
carreras, facultades y universidades, difundiendo libros, cómics,
coleccionables y talleres. Nos hemos movido en espacios académicos, ferias
alternativas y espacios culturales de la ciudad, hemos ido creciendo de a
poco. Decidimos establecer este año un
espacio físico, una librería con nuestra oferta permanente de libros, cómics,
coleccionables y servicios alternativos”
(Marcelo Argote/ Lee Espacio Cultural, 2018)
Lee
Espacio Cultural es en primer lugar una pequeña librería, biblioteca y
cómicteca que busca impulsar la lectura poniendo al alcance de la ciudadanía
libros, cómics y servicios alternativos. Generando y articulando redes de
comunidades de autorxs, editorxs, lectorxs como punto de encuentro y diálogo
diverso para crear lazos en torno a la afición por los libros y el cómic. Es el
espacio que impulsamos y desde donde hemos recogido la experiencia para
presentar este estudio.
Nos
consideramos como un espacio de gestión del conocimiento, formación de lectores
y ciudadanía, organizamos una treintena de actividades: presentaciones de
libros de mujeres escritoras, más de una decena de sesiones de lectura y debate
junto a la comunidad de lectores y escritores, transmisiones multimedia online,
talleres de encuadernación artesanal, fomento del día del Cómic Gratis y la
organizaron el Primer concurso de ilustración para mujeres artistas de Sucre
durante el Festival Internacional Viñetas con Altura, participamos de coloquios
literarios y charlas informativas. También participamos de las ferias de libros
locales y estamos impulsando proyectos de investigación y desarrollo a partir
de la sistematización de nuestras experiencias junto a aliados estratégicos.
Todos nuestros esfuerzos son particulares, familiares y no remunerados, hemos
impulsado el espacio con nuestros propios medios.
Ciertamente
las condiciones para el desarrollo de los espacios y las actividades culturales
no son las mejores. Desde nuestra experiencia en el mundo de los libros hemos
recogido impresiones y nociones acerca de la relevancia o irrelevancia que se
le otorga a la lectura en la vida cotidiana, en ciertos ámbitos y espacios
sociales, y por qué no en los espacios físicos, territoriales, de la ciudad.
A
escala imaginamos una formulación compleja, integral y exhaustiva a nivel
territorial para retratar la situación actual de la manera más fidedigna
posible. A partir de aquel desafío, proponemos en las siguientes páginas una
aproximación local a la problemática de la lectura como consumo cultural
practicado por una parte de la población, sus preferencias, las actividades
asociadas a la lectura y su relevancia en la dinámica cultural de la ciudad, en
particular a la valoración del Patrimonio.
“Aquí nadie lee”
fue la aseveración que con mayor frecuencia llegaron a nuestros oídos durante
las innumerables incursiones en escenarios diversos: ferias del libro, espacios
alternativos, festivales, espacios académicos, entre otros. Tal afirmación
reflejaba un sentir de desaliento posiblemente resultante del proceso de
decaimiento de espacios abocados a la lectura en los albores del siglo XXI, en
la ciudad capital, la culta Charcas, ciudad patrimonial, que con todos sus
títulos sufre un declive en ese ámbito con el cierre tanto de librerías como de
bibliotecas, indicando que (no tan) “evidentemente” la ciudadanía por un
periodo de tiempo está dejando de leer o, al menos, dejando de asistir a
librerías y bibliotecas. Pues queda demostrado que oferta de libros hay,
aquellas reproducciones no originales de bajo costo accesibles al bolsillo del
boliviano promedio, porque adquirir un libro original para el goce y disfrute
personal en estos días está por fuera del presupuesto familiar, incluso para
los mismos escritores locales.
Son
los espacios públicos donde se desarrollan entre una a dos veces al año las
Ferias del Libro, organizadas por instituciones públicas, que convocan a leer a
los ciudadanos. Donde se reúnen editores, libreros, autores y entusiastas del
libro, bajo la premisa del fomento a la lectura, sin embargo, las condiciones
no son las mejores: en la experiencia se improvisan las actividades, hay
deficiencias en la comunicación, se manejan las actividades como tareas a
cumplir y resultados a lograr, sin mediar el respeto, objetivos
intersectoriales, visiones a mediano plazo siquiera. Son intentos fugaces por
cumplir con la planificación improvisada, ejecutar el presupuesto disponible y
se quedan allí, en una declaración de buenas intenciones y una encuesta a los
expositores enfocada en los aspectos netamente mercantiles del evento. ¿Acaso
no podrían estas actividades generar experiencias enriquecedoras para la ciudadanía?
¿Acaso no podrían estas actividades aportar a la formación de ciudadanía?
¿Acaso no podrían ser el escenario ideal para la generación de compromisos y
participación ciudadana, de consulta, de valoración de lo propio?
Por
otro lado, los espacios culturales alternativos son auto gestionados, eso
quiere decir que no reciben ningún tipo de subsidio, apoyo o recurso fuera de
los que generan por sí mismos. Se desempeñan en un vacío legal porque no hay
políticas que reconozcan a estos espacios como emprendimientos que forman parte
importante dentro de las industrias creativas y culturales. Estos vacíos
legales también se dan en el plano impositivo, pues aplican las mismas normas
para estos emprendimientos que para cualquier actividad comercial, siendo que
estos no se dedican a la venta de bienes y servicios exclusivamente mercantiles
si no que amplían su oferta a los servicios culturales alternativos, por sus
propósitos y alcances deberían considerarse como actividades exentas pues
aportan al desarrollo humano de la población. Igualmente existen líneas
delgadas entre lo que la población y los mismos gestores o artistas culturales
consideran económicamente remunerable, rentable o invertible en cultura. Es un
debate que no nos compete en este estudio, pero es necesario enunciarlo.
Entre
los factores determinantes para la falta de cultura lectora, no solo en la
ciudad, si no en el país están la falta de estrategias para la implementación
de la política que solo se limita al ámbito educativo. Nuevamente nos quedamos
en los libros de texto, en la obligación de leer en el colegio, en aprender que
ir a la biblioteca del colegio forma parte de un castigo.
En
estas condiciones es difícil formar ciudadanos conscientes de sus derechos,
deberes y posibilidades. En condiciones como estas sin políticas culturales
adecuadas se seguirán replicando y reproduciendo las prácticas negativas para
nuestro propio legado patrimonial: tirar la basura en cualquier lugar, no respetar
las normas viales, no respetar el patrimonio dañándolo, desconocimiento de la
historia y las culturas locales, desvalorización del conocimiento y el libro. A
un segmento mayoritario de la población no le llama la atención ni les genera
interés el libro, requiere además de un gran esfuerzo dar a conocer o valorar
la historia y el patrimonio de la ciudad, cuando se han insertado en la
población prejuicios negativos referentes a los legados históricos del periodo
colonial y predominan en el ámbito discursivo de las autoridades la negación
histórica colonial que incide en la devaluación de la herencia patrimonial.
En
términos generales la población en general no tiene acceso al conocimiento de
la propia historia local, a pesar de todos los esfuerzos que hacen las
instituciones culturales locales, sus alcances están limitados y es necesario
evaluar qué está sucediendo, realizar un diagnóstico en esos términos,
transformar las estrategias, actualizar las políticas y poner todos los
recursos disponibles para generar políticas ciudadanas inclusivas, de verdadera
revitalización de las áreas patrimoniales.
Los
usos del patrimonio en Sucre se abocan a fines comerciales y muy poco a la
interacción e integración de la ciudadanía con prácticas culturales, educativas
y de fortalecimiento de la propia cultura, identidad e historia, generación de
conocimiento. Los usos prioritarios de los inmuebles se abocan a los servicios
turísticos, al comercio, los servicios financieros, instituciones públicas y
privadas. Son muy pocos los escenarios que revitalizan las casonas coloniales
con fines educativos y lúdicos, a menos que sean dependientes del Estado y aun
así la población no los aprovecha, no les otorga vida ni se apropia de ellos.
5. Conclusiones: Hablemos sobre los Derechos Culturales y la gestión participativa del patrimonio cultural
El Patrimonio Cultural
urbano en Sucre se ve afectado por la falta de
políticas culturales efectivas en el plano participativo, educativo, inclusivo
y económico. Afectando proporcional y directamente a todos estos ámbitos
integrales del desarrollo sostenible y dejando de aprovechar el patrimonio como
un recurso potencial. Las ciudades ofrecen condiciones favorables al desarrollo
humano sostenible cuando se vinculan estrategias de acción cultural que
promueven la ciudadanía en todos los ámbitos, opinión reflejada en los
convenios relativos a los derechos culturales y de conservación del patrimonio.
El resguardo de los derechos culturales está en peligro.
¿Acaso
las carreras de autos, las ferias gastronómicas del chorizo o los conciertos no
son actividades culturales que aportan al desarrollo sostenible de la ciudad?
Ciertamente
son actividades culturales, estas se centran en el movimiento económico y
comercial, pero a estos eventos institucionalizados ya por su larga data y tradición
poco o nada les interesa generar espacios educativos, experiencias
enriquecedoras al conocimiento, educar al público o valorar la memoria
histórica y patrimonio de la ciudad. Al contrario, estas actividades por lo
general y partiendo de la experiencia acarrean la acumulación de residuos poco
controlada en las calles, consumo excesivo de bebidas alcohólicas que derivan
en situaciones de inseguridad ciudadana y violencia, fomentan el consumismo,
deterioran el patrimonio material de la ciudad, no aportan al fortalecimiento
de los valores ciudadanos, son efímeras, son espectáculos públicos que solo
tienen como fin el entretenimiento, generan caos vehicular y contaminación,
desaprovechan los usos de los bienes patrimoniales públicos.
Las
actividades culturales asociadas al libro y la lectura tienen el potencial de
recuperar la memoria, dar vida a escenarios históricos, aproximar a la
ciudadanía al conocimiento y a experiencias interactivas, educativas,
transformadoras.
Es
necesario comprender y abordar al libro como un elemento fundamental de la
cultura escrita e impresa, en el campo que abordamos en el contexto boliviano
estimamos que ya se cuenta con una producción histórica de catálogos y
ediciones de relevancia en lo académico y literario. Actualmente los estudiosos
académicos literarios se están enfocando en la recuperación biográfica y
estilística de autores de relevancia en la historia contemporánea boliviana, en
la construcción de las corrientes feministas, en los discursos transgresores y
otras tendencias. En una revisión global encontramos que la bibliografía sobre
el patrimonio boliviano es amplia y rica, en particular al arte virreinal que
acogen los Museos de Sucre, pero la participación de la ciudadanía en la
protección del patrimonio, en su revitalización, en su dinamización, no es la
más representativa.
El
patrimonio cultural —tangible e intangible— es factor relevante para el
desarrollo urbano sostenible y considerado como un elemento clave para la
humanización de las ciudades, la revitalización de áreas urbanas degradadas, el
fortalecimiento de la participación social y del ejercicio ciudadano. Su rol es
importante en el desenvolvimiento de economías urbanas vibrantes, sustentables
e inclusivas, en las que se revigoricen la identidad y singularidades de una
ciudad y sus habitantes en un contexto de globalización acelerada.
Curiosamente
son los libreros más que los editores quienes dejan sus memorias y experiencia
documentada[7],
para nosotros representa un desafío pues tenemos interés en continuar
desarrollando nuestra investigación, así como las herramientas e insumos para
aportar a la generación de estrategias de gestión participativa del patrimonio
cultural y el desarrollo sostenible de la ciudad. Eso representa para nosotros
conseguir incentivos y fondos de inversión en nuestro estudio, que realmente
posibiliten la materialización de nuestro estudio en resultados como la
incidencia en la necesaria implementación de un diagnóstico participativo sobre
derechos ciudadanos, derechos culturales, industrias creativas culturales
locales, la cultura lectora y la relación de todos estos elementos con la
gestión del Patrimonio Cultural. Así como la incidencia de estos estudios en
políticas públicas, la cultura ciudadana, estrategias verdaderamente
participativas e inclusivas, publicación y divulgación de la información para
el desarrollo sostenible.
Finalmente,
nos gustaría agregar que en lo posterior a la presentación de este documento en
el Congreso de Estudios Bolivianos, nos vimos en la necesidad de darnos una
pausa en la actividad librera a razón de las turbulencias y conflictos
sociopolíticos que han afectado negativamente al desarrollo y crecimiento de
nuestro sector. Sin embargo, hemos recogido gratas experiencias y aprendizajes
de la experiencia, así como un cúmulo de información y datos de relevancia que
han servido para generar debate, publicaciones, contenidos, redes de contactos,
redes de economía naranja, circular y de comercio justo entre prestadores de
bienes, servicios y productos culturales a nivel local y nacional. Realizamos
una pausa y nos abocamos al fortalecimiento de nuestra propuesta para un futuro
retorno, con el corazón agradecido a todas esas personas que se han sumado a
nuestra propuesta y nos han brindado su apoyo durante todo este tiempo.
Ma. Antonieta Herrera Loayza
Marcelo Argote Diaz
BIBLIOGRAFÍA
GUZMÁN,
Diana (et.al) “Lectores, editores y
cultura impresa en Colombia. Siglos 2018 XVI al XXI”, CERLALC/Universidad de
Bogotá Jorge Tadeo Lozano
UTADEO, Bogotá, Colombia.
CABRERA
A., Magela
20000 “Patrimonio,
ciudad y cultura. Derechos urbanos en peligro” Facultad de Arquitectura,
Universidad de Panamá
Fernando
Carrión, editor
2001
“Centros
Históricos de América Latina y el Caribe”, UNESCO/BID/FLACSO, Ecuador
UNESCO
2016
Plan
de trabajo regional de cultura para América Latina y el
Caribe 2016 – 2021, Agenda 2030.
LOPEZ,
Francisco et. al
2015 Usos del
Patrimonio: Nuevos Escenarios. Seminario Internacional. Instituto Nacional de
Antropología e Historia,
México.
[1]
https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/como-recuperar-los-centros-historicos-tres-enfoques-exitosos/
[2] Prof.
Alejandra Vega, “Los Andes en la configuración del Territorio de Chile: Huellas
y Herencias”, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile.
Ponencia en el XV Seminario Sobre Patrimonio Cultural, 2013.
[3] EL Plan de Rehabilitación
de las Áreas Históricas de Sucre (PRAHS), se crea en el año 1996, como
Asociación Civil que funciona con el apoyo ininterrumpido del Gobierno
Municipal de Sucre y de la Agencia Española de Cooperación Internacional para
el Desarrollo AECID con la participación del Proyecto Sucre Ciudad
Universitaria y el Ministerio de Cultura.
El PRAHS inicia sus funciones realizando el
diagnóstico del Centro Histórico de Sucre, que contempla el inventario,
catalogación y relevamiento arquitectónico de inmuebles, tipologías y estudio
de imagen urbana que fueron necesarios para la delimitación del Área
Patrimonial y para la implementación del Reglamento de Conservación de las
Áreas Históricas de Sucre, aprobado por Ordenanza Municipal 003/98.
[4] Fuente: https://correodelsur.com/panorama/20180128_centros-culturales-alternativos-con-brazos-abiertos-a-los-independientes.html
[5] Fuente: https://correodelsur.com/capitales/20170725_la-guarida-espacio-alternativo-firme-con-los-valores-culturales-sociales-y-ecologicos.html
[6] Fuente: https://www.facebook.com/media/set/?vanity=1650423298575768&set=a.2617890498495705
[7] Es el caso de Colombia que cuenta con una gran trayectoria de
registros históricos editoriales, estudios sobre el libro y la lectura, al
contrario de otros contextos latinoamericanos como nuestro país.
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