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martes, 23 de enero de 2024

LAS MINIATURAS Y LA FERIA DE ALASITAS

Por: María Antonieta Herrera L.
Investigadora en Antropología Histórica
Coordinadora del Colectivo Tejiendo Futuro



En lo que refiere a las miniaturas, se tiene conocimiento de existencia de miniaturas en todas las culturas del mundo y en diferentes épocas de la historia. Figuras talladas, de origen europeo, de animales y humanos hechas con marfil de mamut, datan de hace entre 40.000 y 38.000 años de antigüedad, las representaciones figurativas a escala se remiten al periodo neolítico en su generalidad. Desde la Edad Antigua, proliferan estas expresiones artísticas y se cuenta con evidencia arqueológica de la existencia de pequeños objetos o artefactos que representan aspectos figurativos de la realidad hechos en diversos soportes, desde piedra, cerámica, madera, hueso, pintura (como China, Egipto, Grecia, Roma, Tiahuanaco[1], Turquía y el medio oriente, por nombrar algunos).

La Edad Media se considera la época de proliferación de las miniaturas, particularmente a la iluminación de manuscritos y libros[2]. Miniatura, proviene del latín miniare, quiere decir colorear con minia o minus, óxido de plomo color rojizo. La miniatura evolucionó a lo largo de la historia adaptando pigmentos variados como el óleo o la acuarela, sobre soportes preciosos, como el cobre, el marfil, el esmalte, entre otros. Es a partir del siglo XVII que se utiliza la voz “miniatura” para designar objetos artísticos o pequeñas pinturas, a raíz de la influencia del uso del término “minúsculo” (derivado de minus) en Europa[3] (Lacarra, 2012).

Figura 1: Epifanía. Misal de San Cugar (Barcelona, ACA, ms. 14, fol. 33). Atribución: Lacarra, 2012


FERIA DE MINIATURAS: LA DINAMICA DE ALASITAS EN LA ERA INDUSTRIAL BOLIVIANA, TRANSICIONES DEL SIGLO XIX AL XX

La feria de Alasitas es una actividad de carácter artístico, económico, religioso y performativo que se lleva a cabo cada 24 de enero en la ciudad de La Paz, Bolivia, con motivo de la celebración de la festividad de Nuestra Señora de La Paz, instituida a finales del siglo XVIII durante el periodo colonial. Es un espacio privilegiado de intercambio y significación de miniaturas[4], en su existencia se han documentado la variabilidad de objetos cotidianos representados a lo largo del tiempo y con ellos innovaciones tecnológicas, técnicas, usos y valoraciones. Las miniaturas son el eje central de la feria de Alasitas, la materialidad que para muchos es representación de deseos, como señala el antropólogo Alfred Gell[5] son representaciones figurativas, agentes sociales, mediadores entre las personas que los producen y quienes los aprecian (Gell, 2016),  objetos que se han significado, clasificado y organizado en función a consensos culturales y formas de pensamiento establecidas en alguna época y lugar.

Desde la segunda mitad de siglo XIX, la feria de Alasitas adopta como característica principal la producción y venta de artículos artísticos, cotidianos e industriales en miniatura y su integración a las Ferias Industriales promovidas por el Estado, concretamente por la Prefectura del Departamento de La Paz y, posteriormente, por el municipio, es la principal preocupación de las autoridades nacionales. El objetivo de las medidas liberalistas como la Feria Industrial y otros espacios o iniciativas, fue mostrar la producción industrial nacional en miniatura, los estándares de calidad de las mismas y premiar a los creadores de las obras[6] (Butrón, 1999).

Durante el final del siglo XIX se vivió en la ciudad de La Paz lo que Butrón denomina, con acierto, como la “época de oro de las miniaturas”, pues los trabajos presentados durante las ferias demostraron tanto innovación como creatividad por parte de sus artífices, todos provenientes de Talleres y Colegios de Artes y Oficios para el caso de los varones y de las Escuelas de Educandas para el caso de las mujeres, donde se impartían especialidades en oficios técnicos diversos (como orfebrería, curtiembre, bordado, grabado, etc.). En este espacio ferial se fomentó la calidad y perfección en la producción. Este periodo se vio altamente influenciado por las modas europeas, la estética y el acabado fino en detalles fueron rasgos que los consumidores valoraron sobre todo en la juguetería europea y norteamericana de los siglos XIX y XX, que ofrecían juguetes como autómatas, trenes, soldaditos, figuras y muñecos, vehículos de locomoción, artículos de cuerda, y unidades y juegos de metal, madera, cartón, plástico, y hojalata litografiada  (El Coleccionista Ecléctico, 2022), por nombrar algunos, que llegaron a influenciar estéticamente la producción local e incluso a influenciar en cambios técnicos y tecnológicos[7]

Figura 2: La Verdad, 25 de enero de 1917




Figura 3: La Verdad, 27 de enero de 1917



Los productores que tomaron parte de la feria de Alasitas durante la segunda mitad del siglo XIX, fueron un sector conformado por una amplia población de mestizos con una significativa experiencia, formación y fuerza de trabajo (Barragán, Rossana, 2017) y cobraron una excepcional importancia durante este periodo histórico[8], los gremios urbanos sentaron las bases de la dinámica comercial y económica del siglo XX, llegaron a conforman una estructura social basada en la pertenencia al rubro que acarreaba cierto prestigio o posición social. Estos no se encontraron ajenos de la vida religiosa de las nacientes urbes modernas como La Paz, pues se conformaron cofradías alrededor de advocaciones a santas y santos católicos, o se fortalecieron las ya existentes, como es el caso de Nuestra Señora de La Paz cuya festividad coincidente con la feria de Alasitas fue y es uno de los principales eventos socioculturales y económicos de la ciudad.

Figura 4: Titular que destaca “La Virgen de La Paz fue conducida a la nueva Catedral. La procesión se inició a las cuatro de ayer tarde”, describiendo el acto oficial de traslado de la imagen de Nuestra Señora de La Paz a la Catedral que habia atravesado por un periodo de restauración arquitectónica. La asistencia de fieles fue masiva y marco un preambulo a la feria de Alasitas, que hasta entonces se realizó entre la Alameda (El Prado de hoy en día) y la Plaza Sucre en el barrio de San Pedro, en años posteriores la feria de miniaturas se emplazara en los alrededores de la Catedral y la Iglesia de San Pedro en la Plaza Sucre. La Razón, domingo 15 de enero de 1933.



La producción de miniaturas continuó siendo fomentada por el municipio a lo largo del siglo XX con sus propias características y dinámicas, una de las principales actividades que se desarrollo fue la entrega de premios o reconocimientos a los mejores trabajos artesanales expuestos durante la feria de Alasitas mediante la publicación de convocatorias y ordenanzas municipales que dieron pie a una paulatina regulación institucional. De acuerdo al dato hemerográfico el año 1917 se premiaron las siguientes categorías: Filigrana de plata, ebanistería y carpintería, miniaturas en madera, instrumentos de cuerda, miniaturas en metal, talabartería, zapatería, hormería, modelado en yeso, encuadernación y arquitectura (La Verdad, 1917; El Tiempo, 1918 - 1920). En esos años se mantuvo esta política de fomento, presentando cambios en los montos de los premios, aperturando o prescindiendo de categorías. En promedio la feria tuvo una duración de tres a cuatro días. No existe ninguna referencia documentada a la presencia, existencia, comercialización o intercambio de billetitos miniatura u objeto semejante en el periodo mencionado en este articulo (El Diario, 1916 a 1920), se ha evidenciado que el billetito miniatura o de Alasitas es una invención del siglo XX (Herrera, 2023).

Figura 5: En esta versión la feria se llevo a cabo en la Avenida Mariscal Santa Cruz, convocando asistencia masiva d ela poblacion y la exposicion de artesanias miniatura. La Razón, domingo 24 de enero de 1943

La característica principal de la feria ha sido siempre el intercambio o compra-venta de miniaturas de todo tipo, intercambio comercial y simbólico, donde circulan objetos de la vida cotidiana miniaturizados: billetitos, casitas, alimentos, vehículos, herramientas de trabajo, maquinaria y equipos tecnológicos, entre otros artículos altamente demandados, lo que le significa un reto particular para los artesanos ya que deben innovar año tras año según las modas de cada época y generación. Los objetos miniaturizados llevan circulando en la sociedad paceña y boliviana por más de dos siglos y medio.

La tradición de adquirir la imagen de cerámica o yeso del Ekeko[9] se mantuvo (se desconoce el periodo histórico exacto en el que aparece, sin embargo, algunas fuentes documentales afirman que se trata de una sátira al Gobernador Sebastián Segurola o sus soldados chapetones, lo que hace presumir que surge a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX), a pesar de esfuerzos por parte de algunos sectores por eliminarla. Con la adquisición de la figura del Ekeko se popularizó la práctica de adquirir miniaturas que se le regalaban para que formen parte de su cargamento, asegurando el abastecimiento del hogar y el trabajo, bienes que cada año se debían renovar desechando los pasados para comprar nuevos (incluida la figura del Ekeko), razón por la cual posiblemente en la actualidad no contamos con muchas muestras de Ekekos y miniaturas conservadas anteriores al siglo XIX.

De Ekekos antiguos se da cuenta de aquellos que se remiten al primer cuarto del siglo XX y se encuentran conservados en la colección del Museo Costumbrista “Juan de Vargas” en la ciudad de La Paz y en la colección del Museo “Antonio Paredes Candia” en la ciudad de EL Alto. Las miniaturas que forman parte de sus “cargamentos” o “cargas”, así como su vestimenta a la usanza de cada época, van transformándose reflejando los diferentes momentos históricos por lo que han transitado.

Figura 6: Ekeko de 1890, colección de miniaturas de Alasitas del Museo “Antonio Paredes Candia”, Municipio de El Alto. Fotografía: Maria Antonieta Herrera, 2022





Figura 7: Ekeko de yeso que data de 1925, donación de la Sra. María Cristina Alarcón al Museo Costumbrista “Juan de Vargas” del Municipio de La Paz, en exhibición en la sala de Alasitas. Este Ekeko es poseedor de una amplia colección de miniaturas que forman parte de su cargamento, que da cuenta de una diversidad de conjuntos representativos que la familia donante fue acumulando en el transcurso de diferentes épocas del siglo XX.


En la actualidad la feria de Alasitas reúne a todas las paceñas, paceños, bolivianas y bolivianos en torno a las creencias y tradiciones compartidas, es un espacio donde se recrean lazos sociales positivos a partir de la fé. Por lo tanto, como toda fiesta en alguna medida integra más a la sociedad, sin importar tu inclinación religiosa, las prácticas rituales han mantenido un cariz religioso entre las tradiciones católicas en coexistencia con elementos de la tradición aymara.  Según las descripciones y bibliografía extensa sobre la feria de Alasitas, se ha caracterizado por ser una celebración que goza de amplia popularidad, al punto de trascender nuestras fronteras, razón por la que la UNESCO le ha concedido reconocimiento como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

  

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Y SUGERIDA

Butrón, Doris 

(2023). Historia del billetito de Alasitas en el siglo XX. (Entrevista de fecha 01 de febrero, María Antonieta Herrera Loayza, Entrevistador) 

Conferencias Casa Municipal de la Cultura. Exposición "Nuestra Señora de La Paz y Alasitas (1901-1924)". 23 de enero de 2023, La Paz, Bolivia

(2004). Periodiquitos de Alasitas 1846-2003. La Paz, Bolivia: Trama.

(1999). Época de oro de las miniaturas en Alasitas (1859 - 1892). La Paz, Murillo, Bolivia:  Artes Gráficas Rocco.

(1990). La festividad de Nuestra Señora de La Paz. La Paz, Bolivia: Fundación San Gabriel.


Barragán, Rossana. 

(2000). Ciudad y sociedad, La Paz en 1880. Ciencia y Cultura. Vol. 4 Núm. 7: "Escritos inéditos, ensayos y una antología sobre la ciudad de La Paz", 205-225.

(2017). Bolivia, su historia. Los primeros cien años de la República 1825 - 1925 (Vol. Tomo IV.). (R. Barragán, Ed.) La Paz, Bolivia: La Razón.

Gell, A. (2016). Arte y Agencia. Una teoría antropológica. Buenos Aires: Oxford University Press.

Herrera, Maria Antonieta (2023) La vida social de los billetitos de Alasita en La Paz del Siglo XX. Estudio realizado a partir de la catalogación de colecciones públicas y privadas. Investigación para optar al grado de Licenciatura en Antropología, UMSA, La Paz, Bolivia. Inédito.

Lacarra, María del Carmen (2012) La miniatura y el grabado de la Baja Edad Media en los archivos españoles. Institución “Fernando el Católico” Organismo autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza, España.

Loza, Carmen Beatriz (2007). El atado de remedios de un religioso/médico del periodo Tiwanaku: miradas cruzadas y conexiones. Bulletin de l'Institut français d'études andines, vol. 36, núm. 3, pp. 317-342

Posnansky, Arturo (23 de Enero de 1919). "El Ekeko", contribución al folklore boliviano. El Diario, pág. 4.


HEMEROGRAFÍA

El Diario. (Enero de 1916 a 1920). Feria de Alacitas y Rifas. El Diario.

El Diario. (1917). La Feria de Alacitas. Entusiasmo en el Paseo.- Los Expositores.-Debemos fomentar la manufactura nacional. El Diario.

El Diario. (Enero de 1929 a 1930). Feria Industrial de Alacitas. El Diario.

El Diario. (martes 2e de Enero de 1929). La Feria de Alacitas. Reglamento dictado por el comité organizador. El Diario, pág. 12.

El Tiempo. (Enero de 1918). Organización de las Alacitas. El Tiempo, pág. 8.

La Verdad. (Enero de 1917). Feria de Alacitas en la Plaza Murillo. La Verdad, pág. 8.


SITIOS WEB

Arte Historia (2017). Arte Historia / Materiales / Miniatura. Obtenido de  Arte Historia Website 

 El Coleccionista Ecléctico. (2 de noviembre de 2022). El blog del Coleccionista Ecléctico. Obtenido de https://elblogdelcoleccionistaeclectico.com/2013/04/28/fabricantes-europeos-de-juguetes-antiguos/

Vicente, Philippe (22 de Noviembre de 2022). Diccionario de Etimología . Obtenido de http://etimologias.dechile.net/?miniatura: Diccionario Etimologico



[1] Se cuenta con vestigios arqueológicos de figuras líticas en pequeño formato que corresponden a la cultura Tiahuanaco que se documentan en estudios arqueológicos realizados en el área circumlacustre boliviana, a partir del siglo XX (Posnansky, 1919). La investigadora y gestora cultural Carmen Beatriz Loza ha demostrado la presencia del uso de talismanes y objetos miniaturizados en actividades rituales, a partir del análisis de evidencia arqueológica de un atado de remedios de un religioso/médico correspondiente al periodo Tiahuanaco (Loza, 2007).

[2] En la miniatura medieval las imágenes iluminaban los textos con escenas fantásticas y monstruosas, se reservaba a los márgenes de los manuscritos a temas eróticos, cotidianos, mitológicos, profanos a veces rozando lo blasfemo. Paralelamente, la miniatura puede encontrarse en los manuscritos islámicos de Al Andalus, India, Persia, por ser la Representación visual de creencias, cosmovisiones y modos de vida, la miniatura ha cobrado un nuevo aspecto por influencia del islam, razón por la cual el arte de la miniatura se encuentra inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (Arte Historia, 2017).

[3] Miniatura: etimología, miniare, latín, significa “pintar o relucir con bermellón” y miniatus, “revocado en rojo”;  minitatulus, coloreado con minio, oxido de plomo color rojo (Vicente, 2022). 

[4] Hoy en día, miniatura, quiere decir: “1. Pintura delicada y de pequeño tamaño, realizada al temple sobre pergamino o marfil, o al óleo sobre chapas metálicas o cartulinas; 2. Objeto artístico de pequeñas dimensiones; 3. Pequeñez, tamaño pequeño o reducido” (Diccionario Lengua Española, 2022).

[5] Alfred Antony Francis Gell , FBA (12 de junio de 1945 - 28 de enero de 1997) fue un antropólogo social británico cuyo trabajo más influyente se refería al arte, el lenguaje, el simbolismo y el ritual.

[6] Desde la fundación de la república se enfatiza en las políticas educativas orientadas a la formación en oficios, es de esta manera que se fundan las Escuelas-Talleres de Artes y Oficios que se orientaron a formar a grupos selectos de productores en cada capital de departamento y tuvieron un gran impacto en la sociedad porque reunían distintos ramos: sombrerería, zapatería, carpintería, talabartería, herrería, litografía, tipografía, platería y joyería, entre otros oficios que ponían sus artes al servicio de la sociedad y producían obras para la venta.

[7] Cabe destacar que durante este periodo histórico el Estado boliviano ingresa al modelo liberalista y se introducen cambios importantes en la política económica nacional, los gobiernos en turno dieron continuidad a una política de fomento de las industrias nacionales, otorgándoles a maestros y oficiantes un sitial importante en la sociedad a través de las ferias industriales, pues eran eventos cuidadosamente organizados, llevados adelante con sus protocolos propios y la participación de autoridades nacionales, departamentales, municipales y de las Juntas de Artesanos. Estas acciones y políticas de fomento a la industria nacional desde 1850 hasta finales del siglo, expresaron la transición al modelo liberalista del Estado boliviano , que había superado la guerra del Pacífico de 1879 y la crisis posterior que supuso la pérdida territorial para las exportaciones nacionales; así como la guerra federal de 1899 que marcaría la ruptura final de la sociedad boliviana por las tensiones regionalistas, las diferencias ideológicas entre conservadores y liberales, así como la necesidad de descentralización del país con el traslado de la sede de gobierno de Sucre a La Paz.  

[8] Desde la segunda mitad del siglo XIX han destacado en la feria de Alasitas obras en miniatura en las siguientes áreas: carpintería y ebanistería, mecánica e instrumentos de agricultura, orfebrería, joyería, grabado, talabartería, curtiembre, zapatería, armería, herrería, hojalatería, sastrería, sombrerería, instrumentos musicales, litografía, viñetas y caligrafía, dibujo, pintura y escultura, alfarería, locería, lapidifación, bordados, tejidos, costura. Llegan a enviarse muestras de obras en miniatura a la Feria Universal de París de 1889, entre ellas muñequitos vestidos a la usanza nacional (Butrón, 1999). También se introducen a las actividades de Alasitas las rifas propiciadas por casas comerciales y organizaciones de beneficencia, así como artículos importados de manufactura extranjera, impulsando el flujo comercial en la ciudad de La Paz. Para principios del siglo XX, las rifas debían ser autorizadas por el municipio y se llegaron a publicar los comercios autorizados en la víspera a la feria en la prensa local. Se documenta que es a partir de 1929 que, instituido un comité organizador en el municipio y tras una serie de ordenanzas, se regulan las rifas, sus precios y lugares autorizados de venta, mediante reglamento publicado en El Diario (El Diario, 1929). En la primera mitad del siglo XX se llegan a emitir una serie de regulaciones municipales orientadas a la organización, duración, emplazamiento y prohibiciones para la feria de Alasitas.
[9] Ídolo andino considerado actualmente como “Dios de la Fortuna”, representado como la figura de un hombre mestizo, robusto, porta prendas tanto indígenas como modernas, lleva sobre su cuerpo una carga de alimentos, utensilios, herramientas, enceres y todo tipo de articulo miniatura. Se lo elabora tradicionalmente con materiales como arcilla, madera, yeso y metales, actualmente puede trabajarse con cualquier material. Su figura ha atravesado por modificaciones según cada época en la que ha sido manufacturado, hacia el siglo XIX tenia rasgos alargados y su cuerpo era mas delgado, es a lo largo del siglo XX que adquiere su representación regordeta y bonachona. En las creencias andinas se lo asocia a la fertilidad, abundancia, riqueza económica, atracción del mineral particularmente la plata, entre otros atributos. 



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